Una mañana del mes de abril me encontré con un campo de amapolas. La luz era perfecta, apenas hacía viento y en el cielo aparecían algunas nubes amenazando con dejar caer agua. Rapidamente abrí el trípode, coloqué sobre el la cámara y a través del objetivo seleccioné y decidí retratar este grupo de flores, a la vez hice una toma en ultravioleta. El resultado es el que podéis ver.
Ambas imágenes se tomaron en el pueblo de Arroyo de la Encomienda (Valladolid).